Mujeres que corren con los lobos

Dentro de toda mujer alienta una vida secreta, una fuerza poderosa llena de buenos instintos, creatividad y sabiduría. Es la Mujer Salvaje, una especie en peligro de extinción debido a los constantes esfuerzos de la sociedad por "civilizar" a las mujeres y constreñirlas a rigidos papeles que anulan su escencia instintiva.
En el transcurso del tiempo hemos presenciado cómo se ha saqueado, rechazado y reestructurado la naturaleza femenina instintiva. Durante miles de años las tierras espirituales de la Mujer Salvale han sido expoliadas o quemadas, sus guaridas se han arrasado y sus ciclos naturales se han visto obligados a adaptarse a unos ritmos artificiales para complacer a los demás. No es casual que los lobos y los coyotes, los osos y las mujeres inconformistas tengan una fama parecida.
La mujer moderna es un borroso torbellino de actividad. Se ve obligada a serlo todo para todos. Ya es hora de que se reestablezca la antigua sabiduría.
Los lobos sanos y las mujeres sanas comparten ciertas características psíquicas: una aguda percepción, un espíritu lúdico y una elevada capacidad de afecto. Los lobos y las mujeres son socialbles e inquisitivos por naturaleza y están dotados de una gran fuerza y resistencia. Son también extremadamente intuitivos y se preocupan con fervor por sus vástagos, sus parejas y su manada. Son expertos en el arte de adaptarse a las circunstancias siempre cambiantes y son fieramente leales y valientes.
Y sin embargo, ambos han sido perseguidos, hostigados y falsamente acusados de ser voraces, taimados y demasiado agresivos y de valer menos que sus detractores. Han sido el blanco de aquellos que no sólo quisieran limpiar la selva sino también el territorio salvaje de la psique, sofocando lo instintivo hasta el punto de no dejar ni rastro de él. La depredación que ejercen sobre los lobos y las mujeres aquellos que no los comprenden es sorprendentemente similar.
Mi generación creció en una época en que a la mujer se la trataba como una niña y una propiedad. A pesar de que no se aprobaba lo que escribían, las mujeres seguían trabajando con ahínco. A pesar de que no se reconocía el menor mérito a lo que pintaban, sus obras alimentaban el espíritu. Las mujeres tenían que suplicar a fin de conseguir los instrumentos y los espacios necesarios para su arte y, si no obtenían nada, hallaban su espacio en los árboles, las cuevas, los bosques y los roperos.
El baile apenas se toleraba en el mejor de los casos, por lo cual ellas bailaban en el bosque donde nadie podía verlas, o en el sótano, o cuando salían a sacar la basura. Su acicalamiento suscitaba recelos. Un cuerpo o un vestido llamativos aumentaban el peligro de sufrir daños o agresiones sexuales. Ni siquiera podían considerar suyas las prendas de vestir que llevaban.
Era una época en la que los padres que maltrataban a sus hijos eran llamados simplemente "severos", en la que las heridas espirituales de las mujeres tremendamente explotadas se calificaban de "agotamientos nerviosos", en la que las chicas y las mujeres bien fajadas, refrenadas y abozaladas se llamaban "buenas" y las hembras que conseguían quitarse el collar para disfrutar de uno o dos momentos de vida se tachaban de "malas".
Por consiguiente como muchas mujeres antes y después de mí, viví mi vida como una criatura disfrazada. Tal como habían hecho mis parientes y amigas, mayores que yo, me contoneaba-tambaleaba sobre zapatos de tacón y me ponía vestido y sombrero para ir a la iglesia. Pero mi espléndida cola asomaba a menudo por debajo del dobladillo de la falta y movía tanto las orejas que el sombrero se me caía hasta cruzar volando la habitación...

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2 comentarios:

Lobas Saturninas dijo...

visita:
lobasaturninas.blogspot.com

saludos loba

aaaaaaaauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu

Marlina dijo...

Gracias Loba Saturnina por la invitación a visitar tu blog, he echado un vistazo y me parece super interesante todo lo que expones, lo leeré con calma.
He visto también que posteaste el artículo de Las cosas tal y como son, no sabía que era de Paulo Coelho, a mi me lo envió una amiga a la que se lo habían reenviado y me encantó.
Veo que estamos conectadas, un saludo Loba.

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